Hay una frase que me gusta mucho de una de mis películas favoritas:
Y de fracaso en fracaso, nos acostumbramos a nunca pasar de la etapa del borrador. La vida es solo el ensayo interminable de una obra que jamás se presentará.
En mi obra hay muchos personajes; algunos tuvieron un papel temporal y se han ido, otros han tenido papeles cambiantes: a veces se convierten en protagonistas y a veces vuelven al fondo con el resto del elenco.
Todos ellos tienen un papel definido; sé sus motivos y motivaciones, los límites de su participación y el desarrollo que podrían tener, aunque de vez en cuando logran sorprenderme.
Un día llegaste tú, un papel que no estaba escrito, y es que, ¿cómo podría haber imaginado un personaje así? Estabas fuera de todas mis expectativas, de todo lo que creía posible bajo las reglas de mi obra.
Llegaste con amabilidad, convirtiendo rápidamente tu papel en el más importante. ¿Era tu forma de hablar? ¿Tu inteligencia? ¿Tu empatía? ¿El hecho de ser tan talentosa? ¿Tu voz? ¿Tu belleza? Podría seguirme preguntando por cada una de tus cualidades y al final seguiría sin saber la respuesta. Aún no la he encontrado; no sé qué fue lo que permitió que te convirtieras en la mayor protagonista, pero lo hiciste. Lo hiciste tan rápido que era aún más difícil de creer, aún más desconcertante.
Ahí estabas tú, una existencia que solo podría justificar como intervención divina. Algo te había puesto aquí. Pronto pude encontrarle una justificación a tu papel: eras aquel amor que trasciende vidas, aquel que seguramente, vidas atrás, habría jurado amar para siempre y hoy seguirá cumpliendo esa promesa. Eras lo que cualquiera llamaría un alma gemela, ¿puedes creerlo? Mi obra tenía un alma gemela, algo que tantas personas buscan toda su vida y yo, yo la había encontrado. Mis sentimientos eran como una brújula y tú eras mi norte; no importa lo que pasara, siempre apuntarían a ti.
Pero, como suponía, mi obra tiene reglas; siempre ha sido escrita como una tragedia. Nunca ha sido una historia de amor y tu papel se convirtió en el conducto perfecto para preparar un acto más, un giro en la trama tan grande como lo importante que eras. Y así llegó una tormenta.
Terremotos agrietaron mi corazón, tormentas empaparon mis ojos y fuegos convirtieron mis sueños en cenizas.
La trama continuó, pero la tormenta sigue ahí, los estragos que causó siguen ahí y tu papel, tu papel también está ahí solo que ya no es tan claro. Ya no eres como los otros personajes; no sé lo que te motiva, no sé tus expectativas, no sé dónde inicia y dónde acaba tu rol. Eres una incógnita, un personaje tan contradictorio.
No sé quién eres tú en esta obra.