Aún recuerdo mi sorpresa cuando finalmente tuve que recoger los pedazos de mi corazón para llevármelos.
"Qué ligero es", pensé. Aquel amor que a ti parecía pesarte tanto, conmigo parecía elevarse solo y volar. Fue entonces cuando finalmente entendí que mi amor siempre fue así, ligero.
Eras tú quien cada vez que mi amor se elevaba lo detenía; eras tú quien contra él luchaba y ocultaba. Por tanto tiempo me hiciste creer que mi amor era tan pesado, que yo era tan difícil de amar.
Al final pude notar lo grande que te había llegado a quedar el lugar que mi corazón a ti si te podía dar.