Mi corazón siempre lo supo:
Que eras tú a quien buscaba, esa mitad que me completaba, esa persona a quien tanto anhelaba.
Supo reconocerte sin duda alguna y abrió todas sus puertas para recibirte en aquel lugar que había construido en su interior solo para ti.
Y, sin embargo, mi mente lo sabía, que si bien mi corazón no mentía, a sus puertas no llegarías. Sabía que eras todo aquello que anhelaba, el amor que tanto reclamaba, mas no importara todo lo que mi corazón intentara...
No era a mí a quien tú amabas.
¿Cómo decírselo a mi corazón? No tendría sentido. Mi mente sabe bien que mi corazón esperaría por ti, es lo que ha hecho siempre y ciertamente, nada lo haría rendirse.
No es necedad, es convencimiento. Es saber, sin lugar a duda que eres tú a quien ya amaba sin haberte conocido y que eres tú a quien amará aún cuando ya te hayas ido.