Me enamoré perdidamente de ti.
Me enamoré de despertar y pensarte, de mandar ese primer mensaje, de contarte todo sobre mi día, de irme a dormir contigo en mis pensamientos.
Me enamoré de la vida, del tiempo a tu lado, de nuestras risas, de cada cosa que sin importar cuán simple, parecía increíble si era a tu lado.
Me enamoré de mí, de la que veías a través de tus ojos, de la versión de mi a la que solo tú tenías acceso, de lo que podía sentir y cuán intenso era.
Me enamoré.
Me enamoré del amor mismo.