Si pudiera decir adiós, no me despediría de ti. En cambio, pronunciaría aquellas palabras que nunca te pude decir:
Te amo.
Decirte adiós sería mentirme, porque sé que no te vas, que en mi corazón habitas aun cuando ya no estás. Que en mis sueños me visitas, aun cuando de mis días te vas.
Te amo.
Espero que sean esas palabras las que recuerdes de nuestro adiós. Que el recuerdo de mí sea que, aun al final, pude sonreír y decirte todo aquello que siempre me hiciste sentir.
Te amo.