Te abracé una vez.
Como lo más preciado de mi vida, te abracé sabiendo que nunca te dejaría ir. Te mantuve cerca de mi corazón, tan cerca que te convertiste en su latido. Tu calor hizo que nunca sintiera frío, tenerte cerca me hacía sentir segura y nuestro amor... Me hizo soñar. Soñar con las cosas que nunca me había atrevido, con futuros que creía que pertenecían a los cuentos de hadas, con amores que la mayoría pasaba la vida esperando. Tú eras mi sueño.
Te abracé con tanta fuerza, sabiendo todo lo que eras para mí, sabiendo que pertenecía allí, a tu lado, sabiendo que solo podías ser tu. Y justo cuando pensé que podía quedarme en ese sueño para siempre, empezaste a desvanecerte.
Empezaste a alejarte y no importa lo que hiciera o cuánto lo intentara, simplemente te deslizaste entre mis dedos, como tratar de aferrarse al agua... Como tratar de aferrarse a un sueño que nunca debí soñar, una vida que nunca debí tener...
El sueño más hermoso que he tenido es uno que nunca podré alcanzar.