Hoy pude verlo: el primer amanecer de mi vida.
Y es que con tu llegada pude entender que para mí no es el sol el que indica su llegada, sino la primera sonrisa que se dibuja en tu rostro cada mañana.
Despertar a tu lado, contemplar tu belleza y admirar tu calma se ha vuelto mi rutina favorita, una que espero cada día, una que sé que es solo para nosotros.
Un instante mágico aquel en el que tus ojos finalmente se abren y se posan sobre mí, comenzando así un nuevo amanecer con la sonrisa que se forma en ti antes de decir:
“Te amo”