Ah. Me atrapé suspirando de nuevo.
Eras tú quien visitaba mi mente una vez más, aunque ambos sabemos que te has convertido en un residente permanente.
Desde el momento en que despierto hasta el momento en que duermo, eres tú quien está constantemente allí, la razón para esforzarme y ser mejor. La razón para sonreír y reír, para ser paciente.
Estás ahí en cada sueño y en cada pensamiento, en cada plan y en cada meta.
Quiero que estés. Para tomarnos de las manos en cada paso y alcanzar las estrellas. Ser la constante del otro, así como el sol sale todos los días.
En cada tormenta y en cada día soleado, siempre ahí.